Es importante tener presente que al hablar de flexibilidad en la arquitectura, se hace referencia a la capacidad de adaptabilidad y armonía que tiene un ambiente de permitir varios usos.
En este aspecto, la arquitectura flexible se basa en la disposición constructiva que permite adecuar las formas de ocupación de la vivienda, siendo un vivo ejemplo de esto, el lograr convertir dos dormitorios pequeños en uno mayor, con tan solo derribar un tabique.
Dicho de otra manera, la flexibilidad en la arquitectura se basa en la satisfacción de la necesidad de cambio, modificación o alteración del espacio, de acuerdo a la actividad, función o trabajo que desempeñe la persona, es decir, lograr el cambio o evolución de la vivienda.
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La flexibilidad en la arquitectura es muy importante porque es una práctica ventajosa, a corto, medio y largo plazo, que permite que una construcción se adapte a los cambios de vida de los usuarios.
La flexibilidad resulta ser la vía que permite que una necesidad logre ser transformada para adaptarla a lo nuevo. Es decir, la importancia de esta radica en el hecho de convertir espacios monótonos y desaliñados de la casa, en ambientes cómodos, prácticos, donde predomine el estilo personal, valiéndose de materiales y técnicas innovadoras, que satisfagan la necesidad de una vivienda que funcione según el estilo de vida actual de quienes la habitan.
Así por ejemplo se pueden desplazar muros para crear una habitación adicional que funcione como escritorio o, hacer que el comedor se integre con la cocina, logrando un espacio familiar y más acogedor.
Sus principales ventajas se orientan hacia:
Las principales características que hacen que una vivienda sea flexible son:
Todo buen proyecto nace de una buena ídea, y crece en base a una buena conversación.
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